Capacidad "diabólica" para manipular......

A nosotros nos sorprende la capacidad “diabólica” con que el Ministro Francisco Vidal Salinas, Secretario General de Gobierno, es capaz de manipular las informaciones para cargar a otros las responsabilidades propias de los que ejercen el Gobierno.

Con ese tono y cara de descentrado que pone continuamente, advirtió al país que Chile es un país sano, que su pueblo nos es corrupto, que el gobierno y la oposición son impolutos, asegurando que es muy peligroso ganar acusando de corruptos a los otros.

Coincidimos con el Ministro, Chile es un país esencialmente sano, aunque desde la llegada de la Concertación al poder la corruptela se ha enseñoreado en la administración del estado, en especial en el personal de confianza del Gobierno.

Acomodar las argumentaciones es igual a decir verdades a medias, es una manera corrupta de tratar de manipular a la opinión pública, haciendo lo que popularmente conocemos como tirar la “pelota para afuera” de la cancha.

No nos cabe duda alguna de que hay una alta corrupción, no porque seamos corruptos, sino que porque esta viciosa actitud ha contado con protección e impunidad proporcionadas por quienes confunden al Estado con el Partido.

La corrupción es un flagelo al que hay que contener cuándo comienza, posteriormente, en forma lamentable comienza a extender la pudrición, amenazando con destruir la institucionalidad.

Sin duda el caso de Educación no ayuda a mejorar la percepción que tenemos los chilenos, que vemos que quien permitió los desordenes e irregularidades trate de aparecer dando clases de moralidad pública.

Si queremos que la honestidad vuelva a campear en la administración la Ministro Provoste debe dejar su cargo de inmediato, recibir duras sanciones y ciertamente enfrentar en tribunales sus irresponsabilidades.

La confianza es un bien escaso y tremendamente feble, cuándo se pierde es muy difícil volver a recuperarlo, pues, las dudas siempre saldrán a flote en las situaciones de problemas.

El camino de provocar sentimientos de lástima o de tratar de hacerse la victima no solo no ayudan a la situación de la secretario de estado, mas bien la agravan por lo inaceptable de las argumentaciones.