miércoles, 11 de febrero de 2009

¿Obama se parece a Kirchner y a Perón?.


¿Obama se parece a Kirchner y a Perón?.
Percepción fallida

Nélida Rebollo de Montes (*)
(columnista de Radio La Red en su Revista Plural)


Los historiadores desconfían de las analogías históricas usadas con estrategias seductoras pero con resultados peligrosos. Un conocido dirigente peronista, Lorenzo Pepe fue entrevistado recientemente en un canal de Buenos Aires para que dijera lo que se proponía: comparó a Obama con Perón. El entrevistador se limitó a escucharlo al locuaz entrevistado. 

Por otra parte, la presidenta argentina Cristina Fernández, esposa del ex presidente Néstor Kirchner también comparó a Barack Obama presidente de la primer potencia del mundo con Néstor Kirchner. 

Más de uno se ha preguntado sobre las semejanzas de los protagonistas elegidos para la analogía. Evidentemente los personajes son distintos. De ahí que sea necesario comprender la historia para recién pensar en el destino humano de la época en que están anunciando el parecido de los presidentes nombrados.

Los que han aprendido a situarse en la historia se miden en la verdad para comprender las pasiones y los conflictos que agitan a los hombres y a las ideas históricas que no han tenido en cuenta los que han expresado públicamente la comparación de referencia. 

Cada individuo a los ojos de los demás se caracteriza por un determinado estilo que lo hace semejante a sí mismo e incomparable a cualquier otro. De ahí que se pueda afirmar “Soy a mis propios ojos diferente de las representaciones que los otros se hacen de mí”.

La identidad de intención no suprime las oposiciones entre la personalidad de las personas y las épocas. De ahí que se imponga en la comparación una confrontación que tome conciencia de sus evidencias y las del prójimo. 

El hacer semejanzas al paso y desaprensivamente, sin profundizar los dichos, no es serio. La responsabilidad de lo que dicen las personas que ocupan lugares importantes en el poder político y en la dirigencia, exige que se evite despropósitos en las apreciaciones, sobre todo si sus opiniones son públicas.

Ninguna sociología, ninguna filosofía de la historia puede permitirse esta analogía de los hombres actuantes y bien dispares. Por lo tanto, es honesto  evitar que las comparaciones vulgares adheridas al interés político no intenten hacer creer que el prestigio del mejor pueda ser prenda de afinidad del que no lo es. 

Para ser piadosos habría que decir que la comparación a que se hace referencia depende de una imaginación confusa que se anticipa a la realidad.

No se podría afirmar sin grave error que el parecido está en el reparto de cargos; ni en los proyectos constitucionales revolucionarios; ni en el sistema de distribución de cargos ministeriales ni en atribuirle al Estado la decisión de repartir prebendas y cargos sin tomar en consideración los méritos.

Por todo lo que sabemos y seguimos aprendiendo de lo que hace el recientemente elegido presidente de los Estados Unidos de Norteamérica  Barack Obama, la semejanza es un agravio si se piensa que Obama hará lo que otros siguen haciendo, por ejemplo la incrementación del número de cargos pensando en una definida tendencia a la burocratización en la que los cargos revistan como una pensión segura.  

¿Quién puede anunciar desde su rango una afinidad de presidentes en la corrupción y en la incompetencia con la que amenaza el aparato estatal, tan ajeno a la política estadounidense? Tampoco se puede asegurar ningún parecido en la pulcritud del procedimiento jurídico de quien respeta y cumple con la democracia, considerada el contenido moral de la república y constituida por la justicia y la libertad como es el proyecto proclamado por Obama. Partiendo de estos principios no puede haber semejanza con los que basan su acción en la lucha partidista; en el ataque a los partidos de la oposición; en la elección de legisladores que le hagan frente al parlamento para negociar con los partidos la unificación del grupo y dueños, además, de un partido dominante que vive acrecentando su poder y anulando el derecho del ciudadano, mientras nombra funcionarios dispuestos en situación de disponibilidad discrecional.

Es loco pensar en una afinidad entre Obama y Kirchner; entre Obama y Perón cuando los presuntos émulos miran la libertad de prensa con desprecio y sin disimular la miserable cobardía de rebajar a los periodistas impidiéndoles ejercer su misión crítica. 

Si la analogía que ha expresado Cristina de Kirchner y Lorenzo Pepe es una broma cruel, pasará como tal, pero la semejanza que le atribuyen a Obama, Kirchner y Perón es descabellada, insolente y falta de juicio normal. 


(*)Nélida Rebollo de Montes, Profesora y periodista

lunes, 9 de febrero de 2009

Bencina, un asalto Estatal.....


Chile, bencina cara, impuestos abusivos.

En forma permanente nos hemos referido al abusivo precio que tienen los combustibles en Chile, que casi duplican el valor que pagan los habitantes de los Estados Unidos, que ayer se quejaban porque el galón de bencina ha subido a US$ 1,92, es decir, traduciendolo a nuestro sistema de medida y moneda los gringos pagan $ 312,38.

Sin lugar a dudas la ENAP es una empresa que funciona con cero transparencia, que su sistema de fijación de precios, que toma el valor de venta a público en la zona norteamericana del Golfo de México, es absurdo, que los impuesto con que se graba estos productos son irracionales, además de ser una empresa brutalmente mal administrada.

Si la plata no se la están robando, o no la están desviando para otros fines, nos gustaria que alguien nos explicara como han llegado a tener las fenomenales pérdidas que arroja en su ejercicio, y dentro de lo posible a quien o quienes se está favoreciendo con esta absurda situación que castiga de manera más violenta a quienes ganan menos.

Se ha tratado de decir que el impuesto especifico graba a los más ricos, lo que es una falsedad, pues encarece los productos de consumo diario, por lo que resulta obvio que quienes reciben un impacto más fuerte son aquellos que tienen que destinar todos sus ingresos a un consumo que escasamente les permite subsistir.

El segundo grupo al que golpea con más fuerza es a las clases medias que ven como el vehiculo, que hace mucho tiempo dejo de ser un artículo de lujo, les consume una parte importante de sus remuneraciones, dejandoles las billeteras vacias, por lo que deben recortar hasta los consumos elementales.

Sin duda las pequeñas y medianas empresas son tambien tremendamente perjudiocadas, pues, con estos valores de combustibles quedan sin posibilidades de competir y ven que sus mercados se los empiezan a comer los productores asiáticos, debiendo, por falta de ventas redicir al máximo su dotación de trabajadores.

Aunque los precios han bajado, pero no en la proporción de un crudo que simplemente se ha desplomado, ha llegado la hora de terminar con este impuesto abusivo, pues de no hacerlo estamos fabricando una crisis propia, que sin duda agrabará de manera innecesaria la inmensa crisis mundial que nos está afectando.