La Vida de los Otros
Por James R. Whelan
En exclusiva para Despierta ChileEn su fascinante libro, Chile o Una Loca Geografía, el gran erudito Benjamín Subercaseaux hace una observación que tiene tanta validez hoy en día como hace casi 70 años, cuando escribió estas líneas:
"En Chile repugnamos de las sanciones haciendo alarde de cierta piedad generosa para los culpables, que hablaría muy alto de nuestro espíritu conciliador y magnánimo si esta debilidad no fuera, en realidad, algo muy opuesto a estos valores morales. Es precisamente por desintegración moral que perdonamos tan fácilmente las malversaciones y abusos... Hay tal inconsciencia e irresponsabilidad en el manejo de la cosa pública, que se podría decir, sin temor a errar, que cada político perdona la falta que está dispuesto a cometer... Y eso (lo sabemos porque la Historia lo está demostrando) es lo peor que puede ocurrir a una nación: la pérdida de la integridad moral en los hombres que tienen por misión salvaguardala..."
¿Cómo no reconocer esa "desintegración moral" en la conducta de los gobernantes de hoy en día? Se ve desde su permisividad frente a los rufianes de los desmanes callejeros, o la descarada violencia de los mal llamados "indígenas" del sur, hasta el repugnante extremo de quitar el arma de fuego no de los agresores, sino del hombre obligado a defender su hogar del enésimo ataque de los consentidos mapuches.
¿Estaría Subercaseaux sindicando un verdadero rasgo impregnado en el chileno, o hay más que coincidencia en el hecho de que escribía justo cuando el país vivía bajo un gobierno socialista? Porque es harto sabido que los socialistas, por naturaleza, se alinean mucho más con los victimarios que con las víctimas. (En el Chile de hoy, hay sin embargo, una gran y vergonzosa excepción: Siguen ellos confundiendo los criminales -los terroristas del MIR y del FPMR y sus cómplices y secuaces- con los defensores de lo que es la primera responsabilidad de todo estado civilizado, o sea los militares y sus asociados que lucharon para mantener ley y orden en el país).
Pero, los socialistas en este país siempre han sufrido de una psicopatía moral. Por ejemplo, en sus primeros años, o sea en los Treinta, mientras vociferaban esloganes "progresistas" de la izquierda, aceptaban cuantiosos sobornos del Tercer Reich de Adolfo Hitler. Y, ¿que pensar de ese arquetípico revolucionario, Salvador Allende, que en aquellos años denunciaba las revoluciones como una forma de "delito colectivo," y calificaba a los revolucionarios como "de apariencia normal, pero en verdad psicópatas peligrosos que deben ser internados en cárceles-psiquiátricos."
Todo esto queda ampliamente documentado en el notable libro de Víctor Farías, Salvador Allende: El Fin de un Mito. En ese libro, Farías también nos informa del programa de Allende -mientras fue Ministro de Salubridad en el Gobierno del Frente Popular (1939-1941)- para el "Mejoramiento de la Raza," que basado en la Ley de Eutanesía Nazi de 1933, fue todavía más allá de la draconiana ley Nazi, proponiendo la esterilización forzosa de todos los enfermos mentales y los alcohólicos de Chile.
Uno es tentado a seguir -son tantas las razones por indignarse en el Chile de hoy- pero vamos a pasar a un tema relacionado con las vilezas de los socialistas (de los comunistas, mejor ni hablar, ya que forman parte del movimiento de más víctimas humanas que cualquier otro en la historia del hombre en el planeta). No me deja de asombrar nunca que gente sensata, y bien educada, tomen en serio a los socialistas cuando hablan ellos de su fervor por los derechos humanos.
Resulta que dos mil izquierdistas chilenos se refugiaron en la Alemania comunista después de la caída de Allende. En estos días, se ha presentado en este país una muy premiada película, "La Vida de los Otros" que enfoca un pequeño trozo de como era la vida en ese nefasto régimen, y sobre todo, algo de la actuación de su muy represiva policía política, la Stasi. Fue el más temible de los aparatos de represión en el bloque soviético, con más agentes (102 mil a tiempo completo) que la Gestapo de la Alemania Nazi (40.000) - y Alemania bajo los Nazis tenía una población de 80 millones, mientras Alemania Oriental tenía 17 millones. Sumando los informantes pagados, había un espía por cada 66 personas en ese afligido país. Como dijo el afamado cazador de Nazis Simon Wiesenthal, la Stasi "no solo sometió su propia población a terrorismo peor que lo que hizo el Gestapo... sino entrenaron terroristas de todas partes del mundo.
"El estreno de la película en este país dio a la prensa la posibilidad de sondear las opiniones de chilenos que vivían allá. Con la muy digna excepción de Ascanio Cavallo (en Qué Pasa), van a aprender muy poco de las atrocidades de la vida real de ese país en los comentarios de los periodistas chilenos. Cavallo, en su crítica de la película, tenía la decencia de decir cosas como, "pocos estados han sido mas envilecedores que la extinguida República Democrática Alemana," o que esta película "es una de las mejores acerca de la capacidad de degradación de un régimen político totalitario." No vi la palabra "totalitario" en otro reportaje, ni nada tan contundente sobre la realidad de ese régimen.
Menos aprenderíamos de los comentarios de los políticos chilenos que disfrutaban de sus condiciones de privilegiados dentro del país. Entre ellos, Carlos Altamirano (quien sí se fue al oeste después de aguantar tres años allá), Ricardo Núñez, Camilo Escalona, Hernán del Canto, José Miguel Puccio (doctor personal de Ricardo Lagos y ahora de Michelle Bachelet), y su padre Osvaldo (secretario personal de Allende), y su hermano Osvaldo, ahora Embajador de Chile en España, Gonzalo Martner y Jorge Arrate.
Esperar franqueza -en el sentido de la verdad- de un comunista sobre un país comunista es esperar que un burro vaya a cantar opera. Así es que encontramos al ex-secretario general del Partido Comunista, Luís Corvarán, diciendo que "para mí, la RDA fue realmente una república demócratica," lo cual da una idea escalofriante de lo que habría esperado a los millones de chilenos si los comunistas liderados por Corvalán hubieran logrado imponer su "democracia" en este país.
No aparece comentario alguno de otra distinguida ex-huésped de la RDA: Michelle Bachelet. Pero sí sabemos que -a diferencia de muchos chilenos que buscaron huir al oeste al chocar con la realidad del comunismo, y de unos cuantos que escogieron el suicidio (por cierto que Alemania Oriental tenía en los "años dorados" de los chilenos como ella, la segunda más alta tasa de suicidios en el mundo)- ella se quedó allá cuatro años hasta encontrar el camino abierto para regresar a Chile, donde no tardó mucho en volver a colaborar con los terroristas. Pero, lo que sí sabemos por la publicidad sobre la película, es que ella ha colmado el epicentro del poder en Chile, el segundo piso de La Moneda, con ex-compañeros de esa tiranía: Juan Carvajal, el encargado ahora de su imagen, Francisco Mouat, que trabaja codo-a-codo con la ex-comunista, Angélica "Jupi" Alvarez, a cargo de toda la programación de la presidenta, Mario Ravena, en la División de Seguridad Ciudadana del Ministerio del Interior (zorros para las gallinas), y unos cuantos otros.
¿Derechos humanos? Hable de eso con los 300 mil ex prisioneros políticos del país tan querido por estos humanitarios chilenos - o con los familiares de las 825 personas asesinadas por la Stasi por tratar de escapar al oeste.
PD - Por cierto, no vi ni mención alguna, en ninguno de los artículos sobre "La Vida de los Otros" del lujoso campamento que creó la Stasi para el entrenamiento de terroristas chilenos, ubicado al este de Berlin. Se estima que unos 200 chilenos recibieron entrenamiento allá en como asesinar con bombas, armas de fuego o lo que fuera. Para eso, habría que consultar el excelente libro de John O. Koehler, Stasi: The Untold Story of the East German Secret Pólice (Westview Press, Boulder, Colorado y Oxford, Inglaterra).
Nota de la Redacción:
Este artículo no contiene grandes novedades, pero sirve para desenmascarar los burdos engaños a los que nos ha sometido el "progresismo" de izquierda y para mostrarnos la verdadera cara de quienes nos Gobiernan.